¿Qué es la ENCCÍVICA?

Estrategia Nacional de Cultura Cívica (ENCCÍVICA)

Las políticas públicas definen la forma en que el Estado interviene para enfrentar problemas públicos, con visión de largo aliento. La propuesta de Estrategia Nacional de Cultura Cívica (ENCCÍVICA) ha sido diseñada desde ese mirador: como una política pública que ha partido del reconocimiento explícito de un problema que se manifiesta con múltiples aristas, pero que en lo fundamental −como lo ha probado el Informe país sobre la calidad de la ciudadanía en México y como lo confirma el resto de las fuentes utilizadas a lo largo del presente documento− se expresa en la debilidad de la cultura democrática de las y los mexicanos.

Sostenemos que esa debilidad se manifiesta a través de la distancia que separa a las y los ciudadanos de los procesos de toma de decisiones sobre la vida pública, de la desconfianza sobre el cumplimiento de las normas y del desencanto con los resultados entregados por las instituciones públicas. Esos fenómenos responden a causas muy diversas que, sin embargo, han producido una evidente necesidad de fortalecer la cultura democrática de México. Los datos recuperados en este documento muestran que, más allá de los procesos electorales, las y los ciudadanos no se sienten parte de las decisiones políticas que afectan su vida cotidiana porque, en efecto, el régimen no ha sido capaz de incluirlos en cada una de ellas. México fue capaz de generar las instituciones necesarias para distribuir el poder por medios democráticos, pero no ha logrado garantizar el ejercicio democrático del poder distribuido.

La propuesta de ENCCÍVICA no elude el reconocimiento de ese problema, ni quiere matizar su gravedad, ni sus razones. Por el contrario, parte de un amplio diagnóstico sobre los espacios en donde se expresa de manera elocuente la desafección de las y los mexicanos con los procesos y los resultados de la democracia mexicana, desarrollado a través de diez componentes que hemos estimado emblemáticos de esa desafección: desde la vulneración de los derechos humanos hasta la captura de los puestos públicos, pasando por la ausencia de medios suficientes para exigir la rendición de cuentas al ejercicio de la autoridad, las múltiples expresiones de la discriminación y la marginación de grupos vulnerados, el papel de los medios de comunicación, así como los desiguales resultados entregados por los poderes públicos. Los datos recogidos en cada uno de esos componentes, así como la visión de conjunto que ofrecen, definen los perfiles del problema público al que se quiere hacer frente con la propuesta de ENCCÍVICA.

Pero definir un problema público no es lo mismo que diseñar la acción para enfrentarlo. Una cosa es reconocer la existencia de la debilidad de la cultura democrática de México, a través de sus efectos más tangibles, y otra diferente es ignorar que esa debilidad responde a causas muy diversas. Es preciso comprender que no existe una relación lineal ni automática entre los efectos visibles de un problema y los medios disponibles para modificarlos. Los problemas públicos son advertidos por los datos que describen una situación determinada, pero el diseño de esa acción debe hacerse cargo de la factibilidad. El enfoque de política pública aconseja que los problemas no se enfrenten a través de sus efectos sino de sus causas. Y recomienda de manera enfática, además, que la definición causal de los problemas tome en cuenta la capacidad de las instituciones.

A la luz del canon de la política pública, los componentes del diagnóstico que se han empleado para diseñar la propuesta de ENCCÍVICA describen claramente −y con crudeza− el entorno que desafía la cultura democrática de México. De esos componentes se desprende la teoría causal que se ha propuesto para diseñar una acción deliberada. No obstante, dado que resultaría imposible enfrentar cada uno de ellos desde una política de esta naturaleza, hemos propuesto una teoría causal basada en la apropiación del espacio público por las y los ciudadanos (ver Ilustración A, al final de este apartado). Como lo muestran los componentes del diagnóstico, las causas centrales de las debilidades de nuestra cultura democrática han estado en la ausencia de la ciudadanía en los procesos principales del ejercicio de la autoridad, en la debilidad de los procesos deliberativos sustentados en el más pleno acceso a la información pública y en la carencia de medios para exigir cuentas a las autoridades, en el más amplio sentido de esta expresión. Así, tras la formulación del diagnóstico y el reconocimiento del problema, nos hemos propuesto definir el núcleo duro de la política a seguir sobre la base de tres ejes estratégicos: el diálogo, la verdad y la exigencia.